Por Mariana Costa y Marianela Farina

Atención: Los comentarios realizados en este artículo solo corresponden a los subtítulos de la versión digital de El lobo de Wall Street.

El pasado 31 de agosto, tuvo lugar el I Encuentro Argentino de Traducción Audiovisual organizado por la Comisión de Artes Audiovisuales del Colegio de Traductores Públicos de la Ciudad de Buenos Aires. Este Encuentro, como todos los anteriores organizados por la Comisión, tuvo como objetivo analizar algún aspecto de la realidad profesional para compartirlo con los asistentes.

Cada vez que los traductores audiovisuales acudimos al cine a ver algún estreno, nos encontramos ante una mezcla de sensaciones. Por un lado, la ansiedad natural por ver un filme nuevo y, por el otro, el desconcierto e inquietud por no saber con qué clase de subtítulos nos vamos a encontrar ya que, lamentablemente, su calidad deja mucho que desear en general. Es por esto que, en dicho Encuentro, decidimos hacer un análisis sobre los subtítulos en el cine. Como consecuencia de esa presentación en la que invitamos al público a quejarse cuando fuera testigo de la mala calidad de los subtítulos, uno de los asistentes nos escribió para contarnos sobre su experiencia con El lobo de Wall Street. Agradecemos a Santiago de Miguel por su correo que nos demuestra que, de a poco, algo de lo que hacemos planta una semilla que, sin dudas, cambiará la realidad profesional del traductor audiovisual.

Antes de adentrarnos en el análisis de los subtítulos propiamente dichos, cabe destacar que nos encontramos con la sorpresa de que no todos los que fuimos al cine a ver El lobo de Wall Street sufrimos con cada subtítulo que aparecía en pantalla. La versión para 35 mm que se presenta en los cines Showcase de Norcenter tiene subtítulos de buena calidad con errores mínimos que no afectan la experiencia del espectador. Solo hacia el final de la película se comienza a resumir, tal vez en exceso, el contenido de los diálogos. En cambio, quienes optaron por ver la versión 2D estándar de los cines Hoyts se llevaron una sorpresa no tan grata que se analizará a continuación.

Lobo

Los subtítulos de esta obra de Scorsese tan bien lograda contienen tantos errores y de todo tipo que resulta dificultoso encontrar un punto de partida para comenzar a enumerarlos, pero empecemos por algo tan simple como la escritura de los números. A lo largo de todo el filme, los números, ya sea para indicar cantidades de dinero o simplemente cantidades de algo, están escritos con comas. Por ejemplo: $25,000, $6,000, 100,000 acciones. (Sin mencionar que el símbolo adecuado para referirse a dólares es USD). La grafía correcta de estos números sería entonces USD 25 000, USD 6000 y 100 000 acciones. Y, si bien está admitido el uso de la coma solamente en México, podría haber sido aceptable también el punto como separador de miles por tratarse de una película en donde se mencionan los números todo el tiempo (la RAE acepta el uso del punto para textos contables, principalmente).

Otro error constante a lo largo de toda la película es la no utilización de la coma vocativa, es decir, la coma que se utiliza para dirigirse a una persona y que puede aparecer antes o después del nombre en cuestión. Algunos ejemplos de esto son:

ORIGINAL

SUBTÍTULO

CORRECTO

Till next time, brother. Hasta la próxima hermano. Hasta la próxima, hermano.
Is that all right, John? ¿Te parece bien John? ¿Te parece bien, John?
Rocky, say hi. Rocky saluda. Rocky, saluda.

Cabe destacar que también se hace un uso incorrecto de otros signos de puntuación, como el uso de puntos suspensivos donde correspondería un punto final o incluso una coma.

Por otro lado, los subtítulos también contienen errores de traducción y regionalismos que hacen que se pierda la neutralidad que se busca transmitir al espectador. Un claro ejemplo de esto se presenta cuando en una escena en un restaurante, Naomi le pide al mozo un «popote» para tomar su trago. Los mexicanos estarían encantados con esta traducción, ¿pero acaso un «sorbete» no sería una traducción más adecuada y neutra para straw?

Otro ejemplo claro de este tipo es lo que ocurre con los términos weed o pot que se tradujeron como «mota». Claramente, optar por «hierba» hubiera sido una elección más atinada.

Sin lugar a dudas, se podría decir que estos subtítulos están repletos de mexicanismos, y no hay ejemplo más claro para esto que la traducción «Debes ver a esta vieja» para You have to check this chick o el término «cachar» para catch.

Pero como si todo esto no fuera suficiente para causarnos un terrible dolor de cabeza, todavía hay más errores. Si a alguien le preguntan cómo se siente, y la respuesta es shitty, una traducción adecuada sería «Para/Como la mierda» y no «De la mierda», por lo cual, en este caso, quien realizó el subtítulo optó por la preposición equivocada. Otro error más grave, sin embargo, es optar por el verbo equivocado, como en la oración «¿Estás estúpido?» para Are you fucking stupid?  Lo cual podría llegar a indicar que la persona que realizó la traducción no es, en verdad, un traductor. Más adelante en este blog, analizaremos ese tema en profundidad.

THE WOLF OF WALL STREETA lo largo de toda la película también se hace un uso totalmente indiscriminado e incorrecto de las mayúsculas. Se usan mayúsculas en los meses (Octubre), para nombrar animales (Nutria Marina), en gentilicios (Americanos), parentescos (Tía Emma), profesiones (Corredor de Bolsa) y en todos estos casos (y tantos otros que nos llevaría páginas citar), la mayúscula es incorrecta y la escritura adecuada de estas palabras debería haber sido en minúscula.

Finalmente, cabe mencionar que también se hace un uso desactualizado de palabras como ó, éste, ése, sólo que ya no llevan tilde y que el traductor eligió utilizar de todos modos.

Todos los que se citaron aquí son apenas algunos ejemplos de los tantos errores que tiene esta versión de los subtítulos de El lobo de Wall Street, una película que seguramente costó millones de dólares para su filmación, pero para la que claramente no se invirtió lo que corresponde para la realización del subtitulado. Lo que no nos queda claro es por qué se hicieron dos subtítulos distintos para la misma película en lugar de una sola versión que cumpla con los estándares de calidad del subtítulado. Cuánto mejor hubiera sido que los subtítulos que se proyectan en las salas del Showcase se distribuyeran en todas las cadenas de cines para evitarles a muchos espectadores un gran dolor de cabeza.

El fin de estas críticas que comenzaremos a hacer a través de este blog es generar conciencia entre los espectadores, las distribuidoras, los productores, etc., para que se den cuenta de estos errores y de la mala calidad de los subtítulos que tan a menudo vemos en las salas de cine. La tarea del subtitulador no es un pasatiempo, es un trabajo profesional y, por lo tanto, debería ser realizado por profesionales de la TAV que conozcan las reglas que se deben seguir para realizar este tipo de trabajo. Y hacia eso apuntamos desde este espacio: a profesionalizar la traducción audiovisual.

10 Respuestas

  1. Aldana Michelino

    Excelente crítica, chicos. Quienes trabajamos en esto no solo vamos a ver una peli, sino que, además, no podemos evitar evaluar la calidad de los subtítulos, que muchas veces parecen estar hechos por aficionados. Ojalá se tome conciencia de que mucha gente se vale de los subtítulos para comprender la totalidad de la película y errores como estos no son de ayuda.

  2. Miguel Siso Fernández

    Buena iniciativa, pero hay que tratar de ser más descriptivo y menos prescriptivo en las críticas, o si no caemos en el papel de Maestra Ciruela. Sobre todo cuando no está óptimo el trabajo, es entonces cuando más objetivo hay que tratar de ser. Acá se plantean suposiciones de que el traductor no fue profesional y esta aseveración parece ser el medio y fin del artículo. ¿En verdad nos consta que no es un profesional, o que es mediocre? No, según lo que relatan, porque faltan muchos datos. Habría que conocer todo el proceso de trabajo. Quizá se omitió la figura del revisor (un clásico en nuestro maltratado oficio, pues cualquiera de nosotros comete ese tipo de errores y otros peores cuando traduce como máquina 8 horas al día), quizá el técnico que quemó los subtítulos modificó el trabajo del traductor, quizá el traductor trabajó con unprograma de dictado y por eso faltaron signos, y fue un descuido de su parte… O aún peor, quizá se repartió la película entre 4 traductores distintos para sacarla más rápido y no hubo quien unificara criterios. En fin, el mundo de las especulaciones. Los regionalismos no se le pueden achacar al traductor como un error. Quizá su pauta era precisamente ser regionalista y el problema se cierne sobre la distribuidora que nos trajo una película con mexicanismos. El asunto es… ¿se entienden las palabras o no? ¿Contienen en castellano el mismo significado que en inglés? Parece que sí se entienden, según dicen ustedes, aunque no sean del todo neutras. Entonces no están tan mal. «USD» o «$» ¿Qué ponemos? «USD» nos come más caracteres, seguro, y hasta parece más para un texto periodístico o bancario. ¿Alguien en la sala habrá dejado de entender que se hablaba de dólares, porque se usó «$», o comas en las cantidades y no espacios? No creo. El público también es un eslabón importante de la cadena, porque entiende los contenidos aunque estos no estén óptimos en su puntuación y gramática. En la realidad del lenguaje, la RAE tiene menos peso del que se le atribuye. Esto, en particular, a mí me fascina. La capacidad humana para entender el texto sin que este esté óptimo para la Academia. Quizá tenemos más reglas de las necesarias. Algo de eso sugirió Andrés Bello ya hace mucho. Colegas, tengo 17 años dedicado a este trabajo, lo he hecho en varios países, y además me formé como Magister Traductólogo para aprender a investigar y evaluar temas de traducción, y en verdad me consta que, cuando uno amplia la mente, se sacude al criticón que todos llevamos dentro, y evalúa lo más extensa y profundamente posible los procesos y no a las personas, detecta y soluciona mejor los problemas. Y créanme que con eso se van a ganar unas estupendas relaciones de trabajo y estudio. ¡Saludos!

    • TAVArgentina

      Hola, Miguel. Gran parte de lo que comentás es cierto, pero me quiero detener en algunas cuestiones que justifican nuestra postura a la hora de crear artículos como este. En primer lugar, con respecto a los errores, justamente ayer estaba analizando un texto que escribió un portero en un edificio. El texto decía: «Mantener puerta se rada de escalera por sejurida Cracias». No me cabe ninguna duda de que absolutamente todos los que leen ese texto entienden que es necesario mantener la puerta cerrada por cuestiones de seguridad. Ahora bien, ¿esto significa que vamos a escribir mal porque total se entiende? No comparto esta postura, menos en un trabajo profesional. Sí, el que estaba viendo la película seguramente entendió que se trataba de dólares, pero no, el error es inadmisible.
      El problema que enfrentamos en la Argentina con relación a la traducción audiovisual es muy claro: la gran mayoría de las personas que se dedican a esto no son profesionales. Para justificar mi aseveración, no me baso solamente en ver subtítulos en el cine o en la televisión, me consta porque conozco a fondo a la gran mayoría de las productoras que están en la Argentina y a la gente que contratan. Yo mismo participé de una jornada de capacitación para futuros traductores de una empresa muy importante y escuché decirles: «Preferimos que no tengan grandes conocimientos porque así los amoldamos a nuestras pautas de trabajo». Por otra parte, tomar a personas con conocimientos básicos o intermedios de inglés justifica las pobres tarifas que pagan. Entonces, aquí el problema de fondo es muy claro: las productoras no invierten en subtítulos. Y lo que debemos preguntarnos es por qué no lo hacen. Hace un tiempo hice una crítica a los malos subtítulos que presentó HBO para una temporada de Game of Thrones y también a la primera entrega de The Hobbit. Es inadmisible que productoras tan grandes con superproducciones tan costosas no inviertan dinero en que el subtítulo lo realice un profesional.
      Claramente, hay excepciones y también hay diferentes aristas posibles (como en el caso de El lobo de Wall Street). Seguramente, se trajeron los mismos subtítulos que se vieron en México. Seguramente, el traductor (al ver la película, se nota que no es un profesional) tenía que traducir para un español local. Seguramente, a la empresa que trajo la película al país no le importó nada.
      El objetivo que perseguimos con este blog es crear conciencia de que nos ofrecen productos de mala calidad y de que es necesario profesionalizar la traducción audiovisual para que solo se dediquen a ella traductores profesionales y no cualquier hijo de vecino.
      Un abrazo.
      Damián Santilli

    • TAVArgentina

      Hola, Miguel. Gran parte de lo que comentás es cierto, pero me quiero detener en algunas cuestiones que justifican nuestra postura a la hora de crear artículos como este. En primer lugar, con respecto a los errores, justamente ayer estaba analizando un texto que escribió un portero en un edificio. El texto decía: «Mantener puerta se rada de escalera por sejurida Cracias». No me cabe ninguna duda de que absolutamente todos los que leen ese texto entienden que es necesario mantener la puerta cerrada por cuestiones de seguridad. Ahora bien, ¿esto significa que vamos a escribir mal porque total se entiende? No comparto esta postura, menos en un trabajo profesional. Sí, el que estaba viendo la película seguramente entendió que se trataba de dólares, pero no, el error es inadmisible.
      El problema que enfrentamos en la Argentina con relación a la traducción audiovisual es muy claro: la gran mayoría de las personas que se dedican a esto no son profesionales. Para justificar mi aseveración, no me baso solamente en ver subtítulos en el cine o en la televisión, me consta porque conozco a fondo a la gran mayoría de las productoras que están en la Argentina y a la gente que contratan. Yo mismo participé de una jornada de capacitación para futuros traductores de una empresa muy importante y escuché decirles: «Preferimos que no tengan grandes conocimientos porque así los amoldamos a nuestras pautas de trabajo». Por otra parte, tomar a personas con conocimientos básicos o intermedios de inglés justifica las pobres tarifas que pagan. Entonces, aquí el problema de fondo es muy claro: las productoras no invierten en subtítulos. Y lo que debemos preguntarnos es por qué no lo hacen. Hace un tiempo hice una crítica a los malos subtítulos que presentó HBO para una temporada de Game of Thrones y también a la primera entrega de The Hobbit. Es inadmisible que productoras tan grandes con superproducciones tan costosas no inviertan dinero en que el subtítulo lo realice un profesional.
      Claramente, hay excepciones y también hay diferentes aristas posibles (como en el caso de El lobo de Wall Street). Seguramente, se trajeron los mismos subtítulos que se vieron en México. Seguramente, el traductor (al ver la película, se nota que no es un profesional) tenía que traducir para un español local. Seguramente, a la empresa que trajo la película al país no le importó nada.
      El objetivo que perseguimos con este blog es crear conciencia de que nos ofrecen productos de mala calidad y de que es necesario profesionalizar la traducción audiovisual para que solo se dediquen a ella traductores profesionales y no cualquier hijo de vecino.
      Un abrazo.
      Damián Santilli

  3. Miguel Wald

    No acostumbro hacer comentarios sobre opiniones y “análisis” carentes de profundidad y precisión, porque considero que no hacen más que contribuir a la banalidad y la intrascendencia generalizadas, pero en este caso haré una excepción, consciente, además, de que es mooooooi factible que este comentario nunca se publique en un espacio perteneciente a una institución dirigida por… por… por los mismos de siempre, que no me quieren hace muchos años.

    Pero vayamos al grano. La crítica demuestra desconocer la forma en que funciona la industria del cine, aunque en su favor podemos decir que no oculta ese desconocimiento, sino que lo admite explícitamente: “Lo que no nos queda claro es por qué se hicieron dos subtítulos distintos para la misma película en lugar de una sola versión que cumpla con los estándares de calidad del subtitulado”. Pos si no les queda claro es. como decía, porque no conocen el medio, porque a cualquier profesional del ídem (profesional en serio, quiero decir) sí le queda claro: hay una traducción que pretende ser “neutra” porque esa es la que se prefiere en la mayoría de los países hispanohablantes, y hay otra cuyo uso se restringe a algunos mercados hispanohablantes que así la prefieren, o, mejor dicho, a un mercado hispanohablante que así la prefiere. Esto no es algo extraño ni desconocido pa los profesionales de la TAV (los profesionales en serio, digo): si México fuera un mercado pequeño, seguramente la industria no tendría en cuenta sus gustos y preferencias, pero como se trata del mercado hispanohablante más importante (comercialmente hablando), dado que tiene tantos clientes (e’cir, espectadores) como los tres países más poblados que le siguen, y dado que los mexicanos no quieren traducciones neutras, pos se hace una traducción específicamente pa ellos y sanseacabó. (Los argentinos, en cambio, somos más proclives a defender un idioma que no es el nuestro y a obedecer disposiciones de una institución imperial extranjera que, además, carece de toda seriedad y respetabilidad en lo lingüístico [me refiero, claro está, a la RAE]). Por eso, cuando las autoras dicen que hay “regionalismos que hacen que se pierda la neutralidad que se busca transmitir al espectador”, demuestran no entender de qué va la cosa, porque, en los hechos, esa traducción no está buscando, justamente, transmitir neutralidad alguna, sino todo lo contrario: es claramente una traducción mexicana destinada específicamente al mercado mexicano, pero que por alguna razón (y cualquier profesional de la TAV sabe cuál es esa razón) ha llegado al mercado argentino. (Pst, no se les ocurra criticarme los adverbios en –mente: los uso porque mencantan).

    Pero, además, algunas de las críticas que se hacen muestran que las autoras desconocen también las necesidades y condiciones específicas de la TAV, dado que proponen escribir cosas (como menciona mi tocayo) como “USD 25 000” en vez de “$25.000”, lo cual agrega tres inútiles caracteres al subtítulo solamente para obedecer los caprichosos criterios de corrección de la mencionada cacademia de la lengua, y en nada ayuda a la legibilidad, ni a la comprensión, ni a la claridad… ni a nada, mireveavecina. Yo también usaría, y uso en esos casos, “$25.000” sin que me tiemble el dedo sobre el teclau (aunque de tos mos, a mi provecta edad, me tiembla bastante).

    Por eso, creo que si lo que se quiere es profesionalizar el medio, se necesitan análisis y críticas que pongan a la vista problemas e inconvenientes reales de la traducción y del mercado. E insisto en hablar de “mercado” porque el cine comercial (y de ese es del que estamos hablando) es una industria, y desde esa perspectiva (la industrial, la de mercado, la comercial) hay que analizarlo y criticarlo. Hacerlo desde otro lau es miccionar fuera del recipiente pertinente.

    Un comentario final: la traducción “neutra” que las autoras en general rescatan la hice yo. No sé bien a qué se refieren con eso de resumir “en exceso” hacia el final de la peli, y supongo que no podrán decir específicamente a qué casos y qué subtítulos se refieren, por lo que su comentario quedará como un mero comentario general, banal, huero, porque supongo que coincidiremos en que “en exceso” no es una crítica muy técnica ni precisa que digamos, ¿noooooo? Si, en cambio, pueden decir en qué resumí “en exceso”, con gusto explicaré por qué elegí hacerlo… si es que realmente lo “elegí” y no lo hice porque no se me ocurrió otra cosa, caso frecuente pa cualquier traductor profesional, que, como sabemos, debe entregar en cierta fecha y a cierta hora sí o sí, aunque las buenas ideas se le vayan a ocurrir dos días después… si es que por alguna extraña, peregrina razón ha seguido pensando en esa tradux, cosa que, admito, no suele sucederme: me olvido de las pelis que traduzco media hora después de entregado mi trabajo. No sé si eso significa que me importan muy poco, que no valen nada, o que me estoy volviendo viejo y mi memoria ya no… Pero eso tampoco importa.
    Cordialmente (denserio),
    M
    O sea, Miguel Wald
    http://algundiavuatenerunblo.blogspot.com.ar/

  4. Miguel Wald

    Estimados:
    Hace un par de días les envié un comentario sobre esta entrada, pero no solo no ha aparecido publicado, sino que tampoco he recibido respuesta alguna de ustedes (aunque sea, un mensaje de cortesía para avisarme que, como suponía, no piensan publicarlo).

    Ante la posibilidad (extraña, pero posibilidad al fin) de que no lo hayan recibido, lo copio aquí abajo.

    Si mañana no he recibido respuesta alguna ni aparece publicado, entenderé que han decidido no hacerlo (y, ya que me tomé el trabajo de escribirlo, lo publicaré en mi blo).

    Esto es lo que decía y digo:

    No acostumbro hacer comentarios sobre opiniones y “análisis” carentes de profundidad y precisión, porque considero que no hacen más que contribuir a la banalidad y la intrascendencia generalizadas, pero en este caso haré una excepción, consciente, además, de que es mooooooi factible que este comentario nunca se publique en un espacio perteneciente a una institución dirigida por… por… por los mismos de siempre, que no me quieren hace muchos años.

    Pero vayamos al grano. La crítica demuestra desconocer la forma en que funciona la industria del cine, aunque en su favor podemos decir que no oculta ese desconocimiento, sino que lo admite explícitamente: “Lo que no nos queda claro es por qué se hicieron dos subtítulos distintos para la misma película en lugar de una sola versión que cumpla con los estándares de calidad del subtitulado”. Pos si no les queda claro es. como decía, porque no conocen el medio, porque a cualquier profesional del ídem (profesional en serio, quiero decir) sí le queda claro: hay una traducción que pretende ser “neutra” porque esa es la que se prefiere en la mayoría de los países hispanohablantes, y hay otra cuyo uso se restringe a algunos mercados hispanohablantes que así la prefieren, o, mejor dicho, a un mercado hispanohablante que así la prefiere. Esto no es algo extraño ni desconocido pa los profesionales de la TAV (los profesionales en serio, digo): si México fuera un mercado pequeño, seguramente la industria no tendría en cuenta sus gustos y preferencias, pero como se trata del mercado hispanohablante más importante (comercialmente hablando), dado que tiene tantos clientes (e’cir, espectadores) como los tres países más poblados que le siguen, y dado que los mexicanos no quieren traducciones neutras, pos se hace una traducción específicamente pa ellos y sanseacabó. (Los argentinos, en cambio, somos más proclives a defender un idioma que no es el nuestro y a obedecer disposiciones de una institución imperial extranjera que, además, carece de toda seriedad y respetabilidad en lo lingüístico [me refiero, claro está, a la RAE]). Por eso, cuando las autoras dicen que hay “regionalismos que hacen que se pierda la neutralidad que se busca transmitir al espectador”, demuestran no entender de qué va la cosa, porque, en los hechos, esa traducción no está buscando, justamente, transmitir neutralidad alguna, sino todo lo contrario: es claramente una traducción mexicana destinada específicamente al mercado mexicano, pero que por alguna razón (y cualquier profesional de la TAV sabe cuál es esa razón) ha llegado al mercado argentino. (Pst, no se les ocurra criticarme los adverbios en –mente: los uso porque mencantan).

    Pero, además, algunas de las críticas que se hacen muestran que las autoras desconocen también las necesidades y condiciones específicas de la TAV, dado que proponen escribir cosas (como menciona mi tocayo) como “USD 25 000” en vez de “$25.000”, lo cual agrega tres inútiles caracteres al subtítulo solamente para obedecer los caprichosos criterios de corrección de la mencionada cacademia de la lengua, y en nada ayuda a la legibilidad, ni a la comprensión, ni a la claridad… ni a nada, mireveavecina. Yo también usaría, y uso en esos casos, “$25.000” sin que me tiemble el dedo sobre el teclau (aunque de tos mos, a mi provecta edad, me tiembla bastante).

    Por eso, creo que si lo que se quiere es profesionalizar el medio, se necesitan análisis y críticas que pongan a la vista problemas e inconvenientes reales de la traducción y del mercado. E insisto en hablar de “mercado” porque el cine comercial (y de ese es del que estamos hablando) es una industria, y desde esa perspectiva (la industrial, la de mercado, la comercial) hay que analizarlo y criticarlo. Hacerlo desde otro lau es miccionar fuera del recipiente pertinente.

    Un comentario final: la traducción “neutra” que las autoras en general rescatan la hice yo. No sé bien a qué se refieren con eso de resumir “en exceso” hacia el final de la peli, y supongo que no podrán decir específicamente a qué casos y qué subtítulos se refieren, por lo que su comentario quedará como un mero comentario general, banal, huero, porque supongo que coincidiremos en que “en exceso” no es una crítica muy técnica ni precisa que digamos, ¿noooooo? Si, en cambio, pueden decir en qué resumí “en exceso”, con gusto explicaré por qué elegí hacerlo… si es que realmente lo “elegí” y no lo hice porque no se me ocurrió otra cosa, caso frecuente pa cualquier traductor profesional, que, como sabemos, debe entregar en cierta fecha y a cierta hora sí o sí, aunque las buenas ideas se le vayan a ocurrir dos días después… si es que por alguna extraña, peregrina razón ha seguido pensando en esa tradux, cosa que, admito, no suele sucederme: me olvido de las pelis que traduzco media hora después de entregado mi trabajo. No sé si eso significa que me importan muy poco, que no valen nada, o que me estoy volviendo viejo y mi memoria ya no… Pero eso tampoco importa.

    Cordialmente (denserio),
    M.
    O sea, Miguel Wald
    http://algundiavuatenerunblo.blogspot.com.ar/

    • TAVArgentina

      Hola, Miguel.
      Es una lástima que nos hayas prejuzgado acerca de la publicación de tu comentario dado que, simplemente, no siempre revisamos todos los días los comentarios que se publican, y WordPress requiere aprobación de comentarios la primera vez que alguien escribe.
      Agradecemos tu aporte y solo queremos señalar, porque tal vez no quedó claro en la nota, que la versión de «El lobo de Wall Street» aquí comentada es la que se ve en los cines argentinos; por eso, aunque al traductor se le haya encargado hacerla para el español de México, creemos que no es válido que la distribuidora estrene la película con dicha traducción en nuestro país.
      Un saludo.
      Comisión de Artes Audiovisuales

      • Miguel Wald

        Hola, Comisión.

        Algunas precisiones:
        1. Lo mío no es prejuicio, sino posjuicio: conozco MUY bien la institución a la que pertenece esta comisión (y a algunos de los que la dirigen hace decenas de años) y juzgo a partir de ese conocimiento.
        2. No veo cuál es el sentido de publicar dos veces mi comentario, dado que el reenvío se debió, como dije, a la posibilidad de que no lo hubieran recibido la primera vez. ¿Será quizá que lo juzgan taaaaan pero taaaaaan bueno que decidieron repetirlo? ¿O será que conocen de tecnología de blogs tanto como del mercado cinematográfico?
        3. La versión de la película que ustedes critican no es, como dicen ahora, “la que se ve en los cines argentinos”, sino, como ustedes mismos dicen en la nota, una de las dos que se ven en los cines argentinos (la otra, la “neutra”, repito, es la mía).
        4. En la nota no se critica a la distribuidora por haber presentado esa versión, como dicen ahora, sino que lo criticado es, a todas luces, estrictamente la traducción, desde la elección del vocabulario hasta el uso de mayúsculas, pasando por cuestiones de acentuación y tildación, entre otras.
        Y dado que es obvio que aquí no hay, como decía, “análisis y críticas que pongan a la vista problemas e inconvenientes reales de la traducción y del mercado”, sino solo cuestiones de detalle y minucias, hasta aquí llega mi coqueteo con la banalidad y las imprecisiones.

        Saludos,

        M.
        http://algundiavuatenerunblo.blogspot.com.ar/

      • TAVArgentina

        Muchas gracias por tus comentarios, Miguel.
        Saludos.
        Comisión de Artes Audiovisuales

  5. Carla

    Tuve la oportunidad de ver la película en el cine Hoyts y salí bastante disgustada por varias de estas cuestiones. Recuerdo en especial un horror tal como «HUBIERON rumores».
    Muy buenas observaciones, espero leer más críticas como esta.

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