Por la Comisión de Artes Audiovisuales del CTPCBA

En esta nueva entrada del blog, y con el fin de seguir conociendo a los oradores que se presentarán en el II Encuentro Argentino de Traducción Audiovisual, les dejamos una entrevista que le realizamos a Santiago Torregrosa, Director del Área de Traducción del estudio de subitulación Subtitula’m S.L. de Valencia, fundado en 1997, que se dedica fundamentalmente al subtitulado para festivales de cine y filmotecas. Está formado y especializado en todas las áreas del subtitulado y la traducción audiovisual, a la que se dedica profesionalmente desde 1993. Es Licenciado en Filología Anglogermánica por la Universidad de Valencia, desde hace varios años es Supervisor de Prácticas para alumnos de la Universitat Jaume I de Castellón y Tutor de Prácticas Formativas Externas para la Universitat de València, así como Miembro de la Comisión Mixta para la elaboración del Plan de Estudios del Grado de Traducción e Interpretación de la UJI.

A continuación, les dejamos la interesante entrevista que nos dio y al final, nos hace una invitación especial.

¿Cómo te iniciaste en el mundo de la subtitulación electrónica?
Allá por 1991 empecé a hacer trabajos esporádicos de traducción y de sincronización de subtítulos para una empresa italiana que estaba empezando a introducir el sistema en los festivales de cine de España. Todavía estaba estudiando en la facultad, pero aquella experiencia ya me marcó un camino a seguir.

¿Podrías explicar, en pocas palabras, en qué se diferencia el subtitulado electrónico del subtitulado convencional?
Aunque la diferencia fundamental estriba en los medios técnicos utilizados y en su materialización en vivo y en directo en una sala de cine, hay otras derivaciones importantes que lo convierten en una modalidad específica: la metodología de trabajo, los ajustadísimos tiempos de entrega, los materiales usados como punto de partida, lo efímero de las traducciones y el destino final de las mismas, etc.

¿Qué tipo de software utilizan para realizar este trabajo?
Por un lado el traductor utiliza, en el estudio —o en su casa si es freelance— un editor de subtítulos tipo Spot, FAB, Wincaps, Annotation Edit, Subtitle Workshop, etc. Por otro lado, para el momento de la proyección contamos con otro software diseñado por nosotros y hecho a medida, específico para subtitulación electrónica, a través del cual se emiten por videoproyección los subtítulos en la sala de cine. Este software realiza la sincronización automática de los subtítulos con la película merced a los códigos de tiempo introducidos previamente y además permite la corrección y ajuste de los tiempos en directo –cuando hay cambios en la velocidad de reproducción, por ejemplo- así como, en última instancia, la emisión manual de subtítulos en los casos en que la copia de proyección no coincida en absoluto con el screener previo de trabajo.

¿Se utilizan los mismos medios técnicos en la subtitulación de películas y en la sobretitulación de óperas?
Sí, sólo cambia la ubicación de la pantalla sobre la que se proyectan los subtítulos, que en este caso se coloca en alto, por encima del escenario, para no interferir en la visión de la representación. Para facilitar la lectura en algunas salas de conciertos donde algunos espectadores se sientan detrás del coro, se suele también colocar una segunda pantalla de sobretitulado en el extremo opuesto de la sala.

¿Qué tipos de personas están involucradas en el proceso de la subtitulación electrónica y qué requisitos profesionales se necesitan?
Además de los técnicos audiovisuales para el montaje y mantenimiento de los equipos, el personal se compone mayoritariamente de traductores o filólogos, tanto para el proceso de traducción como para el de sincronización/ajuste de subtítulos en sala durante la celebración de los festivales de cine. Es fundamental que en cualquier caso tengan formación como traductores audiovisuales y estén familiarizados con todas las fases del proceso: pautado, traducción y ajuste. Además son fundamentales las ganas de ver cine y la disponibilidad para viajar, ya que pasan largas temporadas fuera de casa.

¿Creés que es muy importante manejar software para la subtitulación? ¿Cuáles son los programas indispensables?
Sí, desde luego, es indispensable manejar un editor de subtítulos. Hay un gran abanico de posibilidades, desde las opciones gratuitas y muy prácticas dentro de sus limitaciones, como el Subtitle Workshop hasta las más costosas y profesionales, como el Spot y el FAB Subtitler. También hay programas muy asequibles que cubren prácticamente todas las necesidades del subtitulador, como el que usamos nosotros, Annotation Edit, para MacOS. Es fundamental que permitan la importación/exportación entre una gran variedad de formatos de subtítulos, y por otro lado que presenten un entorno de trabajo cómodo que nos facilite ajustarnos a las normas de pautado, velocidad de lectura, caracteres máximos, etc.

¿Conocés el mercado latinoamericano de la traducción audiovisual? ¿Qué diferencias le encuentras con el mercado español?
Sé que es un mercado que pivota sobre el subtitulado mucho más que sobre el doblaje, lo cual lo sitúa en las antípodas de lo que sucede en España, donde la industria del doblaje está muy asentada y es algo que se ha asimilado socialmente a lo largo de varias generaciones, a pesar del histórico debate entre las virtudes y defectos de la versión original subtitulada frente a las versiones dobladas. En ese sentido, me produce envidia sana que en países como Argentina se consuma principalmente cine en versión original subtitulada.

En Argentina, hace mucho venimos luchando por el reconocimiento del traductor profesional. ¿Qué respeto se le da a la profesión del traductor, en general, en tu país?
Excepción hecha de los traductores jurados, que tienen cierto prestigio legal, el cliente no suele valorar la importancia de una buena traducción y está muy generalizado el “ya me lo hace un amigo que sabe mucho francés o un primo que estudió inglés.”

¿Qué leyes ayudan al reconocimiento de la profesión del traductor?
La ley de propiedad intelectual considera que la traducción de una obra constituye en sí misma una nueva obra original. Como tal, goza de los mismos derechos y obligaciones que la original. Otra ventaja para el traductor audiovisual es que sus facturas no generan I.V.A. (impuesto sobre el valor añadido) ya que es un dinero que de otro modo se vería obligado a adelantar a Hacienda aunque luego pueda tardar meses en cobrarlo.

Por último, ¿cuáles son tus expectativas en esta visita a Buenos Aires?
Es mi primera visita a Buenos Aires, así que las expectativas son altas, porque es una ciudad que siempre he querido conocer. Por otro lado, las jornadas de traducción audiovisual son siempre un buen punto de encuentro para ponerse al día en un mundo que suele renovarse bastante deprisa, y los talleres especializados parecen de lo más interesante.

[En este enlace, les dejamos un video que Santiago preparó para invitarnos a participar en la jornada].

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