Por Patricia Carballeda

Cuando hablamos de accesibilidad, debemos tener en cuenta que hoy en día no alcanza con la posibilidad de acceso y movilidad de las personas con discapacidades motoras. También es importante la integración de las personas con discapacidades sensoriales y cognitivas y su acceso a la cultura, la información y el entretenimiento.

En la actualidad, ya no se considera a la discapacidad como una enfermedad, sino como una consecuencia de las barreras impuestas por una sociedad que no es consciente de la diversidad. Por lo tanto, la accesibilidad se relaciona con la supresión de las barreras que no permiten la integración de las personas discapacitadas en la sociedad en igualdad de condiciones.

Esta concepción de la discapacidad también dio origen al «diseño universal»; que promueve la creación de servicios, productos y entornos diseñados para ser utilizados por la mayor cantidad de personas. La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU, en su artículo 2, da la siguiente definición: «Por “diseño universal” se entenderá el diseño de productos, entornos, programas y servicios que puedan utilizar todas las personas, en la mayor medida posible, sin necesidad de adaptación ni diseño especializado. El “diseño universal” no excluirá las ayudas técnicas para grupos particulares de personas con discapacidad, cuando se necesiten».

En el ámbito de la cultura y la información, no se han desarrollado plenamente los planes de acción necesarios para la puesta en práctica de los recursos de accesibilidad. Para encarar esta tarea, la traducción desempeña un papel fundamental. Desde la traducción audiovisual, se han desarrollado grupos de estudio con el objeto de suplir la falta de una normativa que posibilite el desarrollo de contenidos de calidad y la profesionalización de los medios destinados a lograr la accesibilidad de los discapacitados sensoriales a los contenidos audiovisuales por medio de la audiodescripción para ciegos y el subtitulado para sordos.

Tanto la audiodescripción para ciegos como el subtitulado para sordos son tipos de traducción intersemiótica. La audiodescripción para ciegos no solo implica traducir imágenes a palabras, sino también hechos culturales; mientras que el subtitulado para sordos es la traducción de palabras habladas y sonidos en palabras escritas. La traducción es un acto comunicativo entre distintos sistemas semióticos en el que el destinatario del mensaje es el elemento fundamental de esa comunicación. Es por eso que los traductores son los más capacitados para actuar como audiodescriptores y subtituladores. Por un lado, están formados para actuar como intermediarios lingüísticos y culturales y, por otro lado, tienen una formación lingüística y literaria que les permite comunicarse de manera más clara y efectiva.

Como traductores audiovisuales, creemos que es necesario contar con una normativa que establezca los requisitos básicos a tener en cuenta por los profesionales que realizan audiodescripción y subtitulado para sordos. Dicha normativa daría como resultado la utilización de criterios unánimes de aplicación y debería ser el resultado del trabajo mancomunado de todos los sectores involucrados: asociaciones de usuarios, profesionales, ministerios y universidades.

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