Entrevista a Sebastián Arias TAVArgentina 3 septiembre, 2015 Adaptación, Doblaje, Entrevistas, No al doblaje, Realidad profesional Por Natalia Wolinsky Sebastián Arias es Licenciado en Audiovisión y, desde hace más de diez años, trabaja como director de doblaje en Civisa Media. Ha dirigido más de 1200 horas de programación entre series, películas y documentales para diferentes señales de cable como Discovery, Fox, y MTV, entre otros. Además, brinda talleres de adaptación para doblaje para traductores y escribe en el blog El doblaje en la Argentina. ¿Cómo decidiste dedicarte al doblaje? Como suele pasar algunas veces, mi llegada al mundo del doblaje tuvo una cuota de suerte. Yo estudiaba la «Tecnicatura en sonido y grabación» en la UNLa. Y tenía claro que quería trabajar en algo relacionado con los medios audiovisuales. Para ese entonces, tocaba en un grupo de música y conocía el mundo de los estudios de grabación y las salas de ensayo. Muchos de mis compañeros apuntaban hacia ese lado y, si bien me gustaba, estaba seguro de que eso era algo que no quería para mi futuro. De casualidad —y a través de un contacto— supe de la existencia de Civisa y, aunque sabía que los doblajes existían, no tenía ni idea de que algunos se hicieran en Argentina. En ese momento en Civisa no necesitaban gente, pero como yo recién estaba estudiando, no tenía tanto apuro y me permitieron presenciar las actividades diarias de la empresa. Renuncié a mi trabajo con un sueldo fijo y estuve durante cuatro meses —sin cobrar, claro— yendo todos los días a ver cómo trabajaban con la esperanza de que surgiera alguna vacante. Todavía recuerdo la fascinación de conocer a las personas detrás de un montón de voces que se escuchaban en mi televisión en aquel momento. Ahí la suerte hizo de las suyas otra vez y de pronto se habilitó un lugar para cubrir vacaciones en la operación técnica. Y al poquito tiempo comencé a hacer control de calidad técnico de doblajes. Después, durante tres o cuatro años, hice la operación técnica de los directores que había en esa época. En aquel momento todas las salas contaban con un director y un operador. Emma Ledo, Tian Brass, Ariel Abadi, Danny de Álzaga, Carlos Romero Franco son algunos de los actores que dirigían en aquel entonces. Pero de todos ellos, del que más aprendí y el que más oportunidades me dio fue Ricardo «El Tano» Lani. Ahora, a la distancia, creo que la importancia que le doy a una buena traducción / adaptación viene de ahí. El uso correcto del español era un tema que lo obsesionaba. Luego terminé la tecnicatura y, ya trabajando, cursé la licenciatura en Audiovisión y confirmé que estaba justo donde quería estar. ¿Cómo ves el mercado del doblaje actual? ¿Creés que hubo algún avance desde la reglamentación de la ley de doblaje? En el mercado de doblaje actual hay un poco más de trabajo que años anteriores y se siguen dando situaciones no del todo ejemplares: hay estudios donde se trabaja bien y lugares donde se hace doblaje como salchichas. También en los últimos años apareció una nueva variante de la actividad con el doblaje de videojuegos. Sé de muchas empresas de sonido que de golpe se encontraron doblando este tipo de material, no siempre con el asesoramiento de profesionales con experiencia pero que con el correr del tiempo se han ido «acomodando», rodeándose de gente especializada en la materia. Con respecto a la ley de doblaje, la reglamentación de 2013 impulsó todo el proceso de puesta en vigencia, pero esto es algo que lleva tiempo. Necesita de la colaboración de muchas partes y, hasta donde sé, algunas etapas están más trabadas que otras. Por ejemplo: mientras que el registro de los actores en la actividad avanza —es uno de los requisitos—, debería pasar lo mismo con las empresas y parece que esto no estaría ocurriendo. Lo mismo sucede con el tema de los porcentajes mínimos de material doblado que debería tener cada señal. No soy el más idóneo para hablar del tema, pero creo que recién comenzó un proceso que va ser largo. Lo que sí me toca de cerca y de lo que puedo hablar es que el ISER, por ejemplo, y creo que también la Asociación Argentina de Actores, por otro lado, están brindando cursos de especialización en doblaje, y me alegra mucho que, por mi primera vez en un largo tiempo, los docentes que están detrás de esta formación sean profesionales del medio. Como contrapartida, está egresando mucha gente de esa especialización con ganas —y, en algunos casos, potencial— de trabajar, y la articulación con las empresas no se está dando de manera muy efectiva. Es un semillero riquísimo, pero que me parece que, si no es acompañado con un crecimiento en la cantidad de material, estaría formando más gente que la realmente necesaria para la industria. ¿Cómo calificarías la calidad de las traducciones que recibís? ¿En qué creés que se puede mejorar? Cansado de quejarme con respecto a la calidad, empecé a relacionarme un poco más con los traductores a través de varios frentes: di charlas para la AATI, para el CTPCBA, armé un taller de manera particular de traducción audiovisual y lo último que hice fue estar al frente del módulo de doblaje dentro de la diplomatura de TAV del Sofía Broquen. ¿Por qué les cuento todo esto? Porque aprendí mucho en el proceso y me di cuenta de, al menos, tres graves problemas que me gustaría revertir en un futuro y que son las causas de que las traducciones no sean buenas. Contrario a toda lógica, para muchas empresas la CALIDAD de las traducciones no es una prioridad. La paga de los traductores —y más aún con los tiempos de entrega que les exigen— no es buena. El doblaje es una actividad subestimada. Voy a citar a una traductora amiga que una vez me dijo: «Creo que es un círculo vicioso: se subestima porque hay muchos doblajes malos, y hay doblajes malos porque no hay plata ni formación, y vuelta al principio. Si son los mismos traductores de doblaje los que consumen subtítulos, y entonces no aprenden nunca qué sirve y qué no». En los últimos tiempos, en la empresa para la que trabajo hubo un ajuste de tuercas importante con respecto a las traducciones, por lo que las cosas mejoraron. Creo que a partir de ahora habría que empezar a hacer foco en la adaptación específica para doblaje, que tiene algunos puntos de contacto con la traducción. En las redes sociales, hay comentarios y páginas donde se critica mucho al doblaje y hasta se pide que se prohíba, ¿por qué creés que pasa esto? Uff. A veces suelo montar una cruzada contra esos comentarios y, otras veces, me canso y los dejo que hablen. Para los que estén interesados, escribí varias cosas al respecto en mi blog. Para empezar, hablar de cualquier prohibición en el ámbito de la cultura, más precisamente con materiales audiovisuales, no creo que tenga aparejado ningún avance. Últimamente, lo que disparó esta fiebre es el hecho de que en muchas cadenas de cine se están estrenando películas únicamente con copias dobladas. Para no extenderme demasiado: Entiendo y comparto que es un horror querer ir a ver la nueva Misión Imposible y que solo la estén proyectando en su versión doblada. Pero lo que sostengo es que eso responde a las preferencias del público y que la culpa no la tiene el doblaje. En todo caso, la preferencia por el doblaje podría ser un síntoma de una degradación cultural, pero no la causa del problema. Se olvidan de que se trata de un negocio y que a las cadenas de cine solo les importa recaudar más. Yo puedo querer que lo más visto de la televisión no sea Tinelli y que en su lugar pasaran documentales culturales, pero lamentablemente no es lo que la gente consume. El pedido es lógico, pero su slogan «NO al doblaje» es incorrecto. «Sí al idioma original», «no perdamos la versión original» podrían ser algunas alternativas. Pero no, lo más fácil es atacar al doblaje. El doblaje es una basura. Por lo tanto, lo que yo pregono es la libertad de elección. La situación ideal sería aquella que permita al público consumir los contenidos tal como le plazca. Un párrafo aparte merecen los hipócritas que hoy escriben denostando el doblaje, pero que son fanáticos del cine gracias a que de chicos —cuando todavía no podían leer subtítulos o ni siquiera podían acceder a las películas en su idioma original— veían las películas dobladas. Me molesta la gente de mi generación que creció viendo Star Wars doblada y que hoy pide la prohibición del doblaje en aquellas películas que no sean para chicos. Además de esta tendencia actual contra el doblaje en general, los que pertenecemos a esta industria en Argentina, cada tanto tenemos que soportar los comentarios nacionalistas de los amantes del doblaje mexicano. Hacer Comentario Cancelar RespuestaHaz login para poder hacer un comentario