El doblaje y el lenguaje de «Las mil y una noches» TAVArgentina 7 septiembre, 2015 Adaptación, Críticas, Doblaje, Realidad profesional, TAV Por María Fernanda Salmodi A partir del 5 de enero de este año, comenzó a transmitirse en nuestro país, a través del canal de aire El Trece y en horario estelar, una telenovela turca que conquistó cantidades inesperadas de espectadores: Las mil y una noches (en su idioma original, Binbir Gece). A pesar de este gran éxito, el doblaje del programa generó bastante polémica entre la audiencia argentina, que percibió el lenguaje usado como poco natural y algo extraño comparado con el que usamos de forma cotidiana. Ante el inminente desenlace de la telenovela, resulta oportuno analizar algunas cuestiones relacionadas con la tarea realizada por los traductores y los actores que participaron en el proceso de doblaje, así como con la repercusión de su trabajo en el público de nuestro país. Chile fue el primer país sudamericano en doblar Las mil y una noches, serie producida por TMC Film, lanzada en 2006, en su país de origen, y protagonizada por Halit Ergenç (como Onur Aksal), Bergüzar Korel (como Sherezade Evliyaoğlu), Tardu Flordun (como Kerem), Ceyda Düvenci (como Bennu Ataman) y Fusun Kostak (como Yansel), entre otros. En efecto, en la Argentina, la telenovela no fue especialmente doblada y adaptada para el público local, sino que sale al aire con ese mismo doblaje chileno. De ahí que, a los oídos de los televidentes argentinos, ciertos términos o giros lingüísticos resulten un poco chocantes. Los actores chilenos que hicieron las voces de algunos de estos protagonistas, Pablo Ausensi (Kerem), Gigliola Mariangel (Sherezade) y Loreto Araya (Yansel) le contaron a la red de prensa chilena BioBioChile acerca de la industria del doblaje: «[…] Esta industria lleva décadas instalada en nuestro país, pasando absolutamente desapercibida por muchos». El objetivo era expresarse en un lenguaje neutro, sin términos «mexicanizados», para que los diálogos no resultasen ajenos a la cultura de llegada. Al parecer, el canal chileno Mega habría solicitado, además, que la traducción fuera lo más sobria posible. En relación con el desempeño de la actuación, Pablo Asansi comentó a BioBioChile el modo en el que habían trabajado en el estudio de grabación: «Estamos frente a un televisor con un código para avisar cuándo entra la frase, que está previamente estudiada y traducida». Agregó que, a veces, se atreve a doblar sin tomar en cuenta la señal porque conoce la cinésica (es decir, los gestos y los movimientos) del actor que interpreta a Kerem. Haciéndome eco de la opinión de algunos argentinos acerca del «inoportuno lenguaje utilizado en el doblaje de la telenovela», me pareció apropiado analizar algunos de los términos que se prefirieron en la traducción y que luego usaron los actores chilenos al hacer el doblaje. Algunas palabras o frases son muy frecuentes a lo largo de varios capítulos. Entre ellas, me topé con casos que nos resultan extraños por tratarse de modismos o regionalismos, y con otros que son utilizados erróneamente. A continuación, detallo algunos de ellos. Ándate: Aunque entiendo que debe de ser una forma común usada en el habla chilena, es un modo gramaticalmente incorrecto de conjugar el verbo ir en español y, además, una forma inexistente en el español que usamos en la Argentina. Lo correcto sería que dijeran «anda» (para animar a alguien a hacer algo) o «vete» (para indicarle a alguien que se retire). Uso indistinto de los términos corte y tribunal: Entiendo que, en realidad, el traductor quiso referirse a un tribunal, ya que se trata de la primera instancia del proceso. Sin embargo, a posteriori, utilizan el término corte para mencionar el mismo órgano de justicia. Es decir, en este caso, faltó coherencia en la traducción. «No digas tonteras»: El término tontera es muy común en el habla coloquial chilena y en algunas zonas de nuestro país cercanas a Chile. Si bien es correcto, ya que es sinónimo de tontería, este último término es el más común y difundido, y el que usamos con mayor frecuencia aquí. «Ya la finiquitaron»: Esta frase se usó para expresar que una empleada había sido despedida de su empleo o alejada de su cargo. Una vez más, entiendo que es un giro idiomático de uso común en Chile, pero para la audiencia argentina resulta extraño, ya que el término finiquitar aquí se usaría, llegado el caso, como un sinónimo vulgar o coloquial del verbo asesinar. Computador: La palabra es correcta, ya que es sinónimo de computadora, pero esta última es la que usamos en la Argentina. Asiento: A lo largo de toda la telenovela, me llamó la atención el uso de la palabra asiento para indicarle a alguien que se sentara. En nuestro país, lo más natural y frecuente sería decir «toma/tome asiento» o «siéntate/siéntese». El Nuevo Diario de Santiago del Estero publicó este año: «Según explicó Juan Ignacio Vicente, gerente de contenidos internacionales, en el canal Mega esperan que eso [el uso de localismos] pueda darles un grado mayor de cercanía. “Aunque se va a hacer en español neutro, sin nuestro acento, sí va a incluir palabras chilenizadas, modismos. Esperamos que eso le pueda dar más identificación”». En definitiva, en algunos casos, la palabra seleccionada por el traductor no ha sido la mejor elección o es, incluso, errónea. No obstante también es cierto que el público de nuestro país rechaza los modismos porque percibe una falta de naturalidad en relación con el español al que está habituado. Todo esto nos estimula a volver sobre aquel incansable debate que cuestiona las virtudes y los defectos del español neutro, ese lenguaje artificial e híbrido que se utiliza habitualmente en las traducciones audiovisuales y para los estudios de doblaje. Hacer Comentario Cancelar RespuestaHaz login para poder hacer un comentario