Subtítulos incorrectos y doblajes malos: ¿sirve criticar y quejarse? TAVArgentina 22 octubre, 2015 Críticas, Doblaje, Encuentros y jornadas, Realidad profesional, Subtitulado, TAV Por Mariana Costa Desde hace años que los miembros de la Comisión de Artes Audiovisuales especializados en traducción audiovisual nos quejamos y planteamos nuestro descontento frente a la mala calidad de los subtítulos y de los doblajes que vemos en cine y en televisión. Hemos hecho análisis de películas, de series de televisión y, en el I Encuentro Argentino de Traducción Audiovisual de agosto de 2013, presentamos una investigación sobre la calidad de los subtítulos en el cine. Como conclusión, propusimos a los espectadores no hacer caso omiso de la mala calidad de las traducciones que veían y hacer pública su opinión. Ante esto, recibimos opiniones diversas. Algunos estaban de acuerdo en la importancia de hacer críticas constructivas cuando el trabajo que veíamos en pantalla no era digno de un traductor profesional. Otros no le encontraban sentido al reclamo. Es por eso que hoy, dos años después, me parece importante reflexionar sobre el efecto de las críticas en la traducción audiovisual y las posibles respuestas. En abril del 2014, en su blog Tradugeek, el traductor público Damián Santilli hizo una crítica detallada y contundente sobre la desastrosa calidad de los subtítulos de la famosa serie Game of Thrones en la cadena HBO. En el estreno de la cuarta temporada, este magnífico producto audiovisual salió al aire con subtítulos plagados de errores de traducción, errores de español y errores de segmentación. Fuimos muchos los que nos quejamos ante HBO y, si bien no obtuvimos una respuesta directa a nuestros reclamos por parte de la señal, sí se notó un cambio en los subtítulos. Veamos otro ejemplo. Cuando se estaba por estrenar en la Argentina la película de Seth MacFarlane A million ways to die in the west, muchos fanáticos se quejaron ante la distribuidora UIP por la pésima traducción del título para Latinoamérica: Pueblo chico, pistola grande. Un título claro, que bien podría haberse traducido como «Un millón de maneras de morir en el oeste» o alguna opción similar, sufrió una transformación que provocó una gran polémica. Por este motivo, en UIP decidieron cambiar ese título para el estreno de la película en la Argentina. Podemos no estar de acuerdo con la decisión que tomaron, pues dejaron el título original sin traducción alguna, pero esto demuestra que no tuvieron más opción que escuchar los reclamos del público y dar algún tipo de respuesta. El caso que más me sorprendió y que me inspiró a escribir esta nota es el del mexicano Edmundo Santos. Este bailarín de profesión tenía un programa de radio en la ciudad de Tijuana, México, titulado «El sartén y la cuchara». En una de sus emisiones, criticó las letras en español de las canciones de las películas de Disney. Sentía que carecían de musicalidad, que las letras estaban forzadas y que no tenían ritmo. A raíz de este comentario, lo citaron de los estudios Disney en Burbank, California. En esa reunión, sin muchas explicaciones, le dieron una partitura de una canción de una nueva película que se estrenaría y que se llamaría Pinocho. El mismo Walt Disney le dijo: «Ya que critica tanto las canciones de Disney, esperamos recibir la adaptación [de esta canción]». Fue así que adaptó la letra de la canción When You Wish Upon a Star, que en español se llamó La estrella azul. A partir de ese momento, comenzó a trabajar para Disney en la adaptación de los doblajes de películas infantiles que, en ese momento, se grababan en la Argentina. Como dato curioso, cabe destacar que en esa época los doblajes estaban marcados por la variedad de acentos de los actores y se imitaba la diferencia de acentos de las voces originales, y fue Edmundo Santos quien decidió usar un acento estándar para todos sus doblajes dando origen, de este modo, a lo que hoy conocemos como «español neutro». Las películas comenzaron a doblarse en un español inteligible para cualquier hispanohablante, libre de localismos y lo más neutro posible. Entonces, si Edmundo Santos lo logró, ¿por qué nosotros no podríamos lograrlo? Si las quejas de los fanáticos de Seth MacFarlane fueron escuchadas, ¿por qué no seguir planteando nuestro descontento? Si HBO no respondió, pero tuvo que tomar medidas con respecto a los subtítulos de Game of Thrones, ¿por qué no seguir presentando cartas y notas formales a las distintas señales? El futuro de la traducción audiovisual está en manos de todos. Si caminamos juntos para el mismo lado, es posible alcanzar nuestro objetivo: que la traducción audiovisual esté a cargo de traductores profesionales especializados, que jerarquicen nuestra profesión y ofrezcan al público un producto de calidad. Hacer Comentario Cancelar RespuestaHaz login para poder hacer un comentario