Por Lucía Rekofsky

En el segundo día del VI Congreso Latinoamericano de Traducción e Interpretación, Eugenia Arrés presentó su ponencia llamada «La importancia del control de calidad en la localización y la traducción audiovisual en la era de la inmediatez de contenidos».

En primer lugar, comentó que el mercado de la traducción audiovisual se encuentra en continua evolución y, por lo tanto, las tendencias están cambiando. Uno de los puntos que trató fue la normalización para el control de calidad. Indicó que a partir del año 2000 se comenzaron a estipular ciertas normas para regularlo.

Eugenia también habló sobre los rasgos principales que actualmente caracterizan al mercado. Este se encuentra en una etapa en la que se genera una gran cantidad de contenidos y se pretende que estos se produzcan y salgan al mercado con una gran rapidez. Además, las empresas buscan abaratar los costos. Todo esto disminuye la calidad en el producto final, y a las empresas esta cuestión las tiene sin cuidado.

En cuanto a las distintas clases de corrección, planteó que no existe un consenso en las diferencias entre proofreading, revisión y editing. De hecho, las empresas no logran ponerse de acuerdo acerca de qué debe hacer el traductor cuando revisa y, mucho menos, cuando lleva a cabo el control de calidad. Este es el último eslabón y, a la vez, el más importante, ya que abarca la corrección desde el inicio de la generación del contenido hasta que se finaliza el proyecto. Según ella, es la luz verde que se le da al proyecto para que pueda publicarse.

Luego, nombró las tareas que no son parte del control de calidad. Entre ellas, se encuentran la revisión exhaustiva, la retraducción del texto y la maquetación del proyecto. Aclaró que, si un cliente solicita alguna de estas tareas, se debería volver a negociar las tarifas. Se pagan montos menores por el control de calidad debido a que el producto ya atravesó distintas etapas como, por ejemplo, la etapa de revisión. Por este motivo, los cambios que debe hacer el profesional deberían ser mínimos.

Por último, recomendó que el traductor encargado del control de calidad sepa siempre qué se espera de él a la hora de encarar un proyecto; se debe educar al cliente, al traductor y al revisor; se debe analizar el proyecto antes de comenzar a trabajar; se debe favorecer la comunicación entre los miembros del equipo; y se debe establecer una tarifa y un plazo de entrega justos por el trabajo a realizar.

 

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