Por Hernán Paz

En esta entrada comenzaremos a hablar de humor para, en los próximos meses, abarcar su traducción en subtitulado y doblaje. Comenzaremos por intentar responder la pregunta del título.

El humor, lo cómico, escapa a una definición simple ya que esta se reduce a una relación de causa y efecto: lo cómico es aquello que hace reír. Esta definición resulta insuficiente para intentar comprender y analizar la naturaleza del humor. Proponemos, entonces, una nueva pregunta: ¿Hay humor fuera del lenguaje?

El filósofo Ernest Cassirer realizó un gran aporte a las ciencias del lenguaje a comienzos del siglo XX cuando afirmó que el hombre es un animal simbólico (en vez de un animal racional, como sostenía Aristóteles). Aquello que diferencia al hombre del animal es su capacidad de abstracción. Así, por medio del lenguaje, el hombre significa (da sentido) a las cosas que existen en la naturaleza. De este modo se apropia de las cosas, no como lo que son (ser) sino como las percibe (entes).

En consecuencia, toda construcción de sentido existe solo dentro del lenguaje. Ya podemos responder la pregunta que nos formulamos: si por fuera del lenguaje no hay construcción de sentido, no puede haber humor por fuera del lenguaje.

Entonces, ¿Qué rol juega el humor dentro del lenguaje?

En el cuento El idioma analítico de J Wilkins, un brillante Jorge Luis Borges imagina un personaje que se propone “la formación de un idioma análogo, general, que organizara y abarcara todos los pensamientos humanos.” El cuento desnuda cómo el lenguaje (entendamos lenguaje con sus códigos lingüísticos, paralingüísticos y extralingüísticos) nos permite comprender o más bien construir la realidad a través de ciertos parámetros. El lenguaje es el gran ordenador de la realidad.

El humor, entendemos, se produce cuando se subvierte el orden del lenguaje. Se trate de un juego de palabras (humor lingüístico), la exageración de un estereotipo (humor nacional) o simplemente de un hombre que se tropieza y se cae (humor paralingüístico), toda forma de humor presupone la alteración de un orden preestablecido.

El humor, y de allí su gran importancia, produce una deconstrucción del orden del lenguaje. A través del humor, el lenguaje respira, vive. Cuando nos olvidamos del humor el lenguaje se vuelve rígido y nuestra percepción de la realidad se radicaliza.

Cerramos esta introducción con una propuesta en mente: hagamos el humor.

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