Pruebas de traducción audiovisual: ¿Qué errores debemos evitar?

Pruebas de traducción audiovisual. Por Daniela Costa.

Como bien sabemos, nuestro trabajo está sujeto a una evaluación constante, ya sea por los destinatarios de la traducción realizada (cliente, agencia, líder de proyecto, lectores, etc.) o por nosotros mismos. El campo de la traducción audiovisual no es ajeno a ello, y el modo más habitual en que las empresas de subtitulado deciden qué profesionales pasarán a formar parte de sus equipos de trabajo es a través de la famosa «prueba de traducción». Seguramente, muchos de nosotros ya estamos familiarizados con este tipo de evaluaciones, pero aquí se detallan algunas pautas para transitar este camino con éxito.

Graduación de los errores

Por lo general, los errores que se cometen en la traducción de subtítulos se van graduando en escala descendente, desde el más grave al menos grave. Cada categoría de error va restando puntos y se requiere un mínimo de entre un setenta u ochenta por ciento para aprobar.

En primer lugar, el error más grave que se puede cometer es el de cambio de significado. La ventaja de este tipo de evaluaciones es que suelen ser cortas y se nos da un plazo bastante razonable para completarlas. Probablemente, un traductor profesional y bien formado no cometa este tipo de errores, ya que, más allá de su pericia, no sufre el degaste de traducir textos mucho más largos que pueden dar lugar a cansancio y falta de concentración. Quizás, la mayor desventaja se da cuando nos piden traducir un fragmento de película o documental en el que no tenemos el contexto o soporte visual que nos ayude en el momento de traducir subtítulos.

En segundo lugar, se consideran errores graves, aunque no tanto como los de significado, las omisiones, errores de tipeo, errores gramaticales o de sintaxis. Para ello, siempre es bueno contar con fuentes confiables de referencia, como el Diccionario de la Lengua Española (DLE), el Diccionario Panhispánico de Dudas, la página de la Fundéu, etc. Nunca está de más ser precavidos y recurrir a estas herramientas que tanto nos ayudan en la labor diaria de traducción, a fin de no caer en errores.  Se debe prestar especial atención a las reglas de puntuación y acentuación, el uso del vocativo, la voz pasiva y los gerundios.

En tercer lugar, es importante evitar la literalidad en la medida de lo posible, ya que estamos traduciendo discurso oral y, como tal, es más permeable a las adaptaciones o incluso a la localización de términos. No podemos pasar por alto el tema de los refranes, los dichos o juegos de palabras. En esos casos, los recursos con los que cuenta el traductor son cruciales, y la buena resolución de esos conflictos dependerá de la experiencia, la investigación y la curiosidad del profesional para transmitir el mensaje de la manera más fiel.

En los subtítulos, solemos encontrarnos con referencias culturales, como marcas de determinados productos que no son tan conocidos en Latinoamérica o personajes mediáticos que están vigentes en algún momento en particular. En ese caso, queda a criterio del traductor cómo resolver estos dilemas. Muchas veces, la marca o personaje son tan conocidos que se pueden plasmar de modo transparente: Apple, Uber, Netflix, los Simpson, por ejemplo. Otras veces, habrá que recurrir a alguna explicación o utilizar todo nuestro ingenio para transmitir el tono del mensaje. Por ejemplo, si en una traducción hablan de «Purell» (como tantas otras veces, se hace alusión al producto a través de la marca) quizás sea mejor traducirlo como «alcohol en gel», ya que no es una marca conocida en Latinoamérica.

Como en todos los órdenes de la profesión, siempre primará nuestro sentido común, criterio y sello propio en la traducción, dado que, como profesionales, contamos con las herramientas para producir subtítulos de calidad. La evaluación es nuestra carta de presentación y, en muchos casos, nuestra única oportunidad para lucirnos, así que debemos hacer todo lo posible para no caer en este tipo de errores y demostrar que nuestra producción es superior a la de «alguien que traduce subtítulos» por hobby o necesidad.

 

Daniela Costa es Traductora Pública de inglés y Abogada egresada de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.

Desde 1999, trabaja de manera ininterrumpida para empresas de subtitulado radicadas en el exterior y cuenta con una amplia experiencia en subtitulado de largometrajes para cine, documentales y series. Algunos de sus trabajos más recientes pueden verse en la plataforma de Netflix para Latinoamérica.

Además, se desempeña como traductora independiente especializada en textos jurídicos, de agricultura y de biotecnología.

 

Copyright: Daniela Costa

 

 

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