Por Paula Rodríguez y Carolina Veltri.

El miércoles 2 de julio a las 18.30, el salón auditorio Tsugimaru Tanoue de la sede de Avda. Corrientes del CTPCBA se llenó de traductores, docentes, alumnos y exalumnos que se acercaron a saludar a Gabriela Scandura, traductora y doctora en Lenguas Aplicadas, Literatura y Traducción, quien eligió a nuestra querida institución para presentar su libro El español neutro en el doblaje para niños.

Damián Santilli, presidente del Consejo Directivo, moderó la entrevista a la autora con el objetivo de saber más sobre la génesis y el desarrollo de este libro que se adentra en un tema poco investigado en el mundo de la traducción. La obra describe los orígenes y las características del español neutro, recoge las distintas voces de quienes lo emplean en el doblaje e intenta responder si existe uno solo.

Gabriela contó que el proceso comenzó luego de la presentación y defensa de su tesis doctoral en la Universidad Jaume I, en 2021, y que a su extensa investigación doctoral se le sumaron su experiencia laboral en subtitulado y doblaje, y el consumo personal de contenido audiovisual. Fue allí donde notó diferencias marcadas en el uso del español, y la brecha fue aún más notoria cuando trabajó con contenido infantil: había un uso del español para los productos hechos para animación y otro para los live action. Su libro, entonces, es el resultado de un proceso de adaptación de la tesis doctoral a la que se le sumó su investigación personal. Una tarea difícil, ya que casi no existe material escrito sobre el tema.

Si analizamos solamente el contenido infantil, utilizar términos más «neutros», a veces, facilita la comprensión. Pero, en otras ocasiones, las decisiones que se toman surgen de la autocensura y el paternalismo del propio traductor, o bien de decisiones del cliente o la empresa que hace el encargo, más relacionadas con cuestiones políticas o de mecenazgo. Sí, incluso en productos infantiles. Sin embargo, la realidad es que, en la mayoría de los casos, no hay justificaciones establecidas, porque, como ya dijimos, no hay material escrito sobre el tema. Justamente, el libro de Gabriela viene a representar en la industria una novedad y una base académica que hasta ahora no existía.

Con su obra, Gabriela busca encarar el estudio del español neutro y sentar un precedente mediante el aporte de técnicas y material práctico. Y tenemos la certeza absoluta de que será un gran puntapié para nuevas investigaciones.

Al concluir la presentación, conversamos con ella para hacerle algunas preguntas disparadoras, con la intención de reflexionar un poco más sobre nuestra labor como traductores audiovisuales nativos de español.

Gabriela, ¿cómo te sentiste al presentar el libro en el Colegio?

Fue un placer. Un poco nerviosa, pero muy lindo, porque había mucha gente conocida y me sentí muy acompañada, así que eso me pareció muy importante. Es lindo estar acompañada.

En un libro sobre doblaje para niños, ¿cómo entra esto de la censura? Uno no pensaría en asociar a los chicos con la censura, pero en la presentación explicaste un poco sobre la censura política, la autocensura del traductor…

Sí, bueno. Uno normalmente no asocia la censura con programas para chicos, y el tema es que tampoco asociamos, o no pensamos mucho, el hecho de que los chicos aprenden muchísimo de la lengua a través del doblaje. Entonces, la realidad es que es muy importante cómo les formamos ese idioma, ese español, para bien o para mal. Yo también puedo convencer a los chicos de que «esta» es la palabra correcta. Parece una tontera, pero las palabras no se pueden separar de lo que somos como cultura. Entonces, me parece muy importante qué palabras les estamos transmitiendo y qué español están aprendiendo. Por otro lado, también está esa idea de que todos se entienden con todos. Entonces, todo lo restringido que es el español neutro, en algún momento, creo que también se va a ir ampliando, porque los chicos conocen un montón de palabras y de frases de las otras variedades.

Bueno, ahora aprenden con streamers de países distintos o de otras plataformas. Saben palabras que nosotras no. Hay otro tipo de plataformas que no son ni la televisión ni el cine.

Exacto. Entonces tenés influencers, tenés streamers, tenés los fueguitos de cuando juegan Roblox, no sé.

Juegan con chicos de otros países.

Sí. Y eso también les abre un montón todo lo que sea vocabulario. Entonces, creo que, en algún momento, el español neutro también va a tener que ampliarse un poco, justamente por esto.

Además, si no, se generaría una contradicción: si lo que ven en televisión está muy censurado y, después, en la casa o en otro tipo de contenido usan igual esas palabras, las terminan adquiriendo así o por los compañeros y amigos que las dicen.

Tal cual. Y, aparte, vos censurás cosas que en otras plataformas las están diciendo igual.

Y es muy rara la censura: si algo ya está en el original, ¿por qué se censuraría después en el español? No hay que subestimar a los chicos.

Claro, sí. Pero el doblaje al español tiene esta tendencia, no me pregunten por qué, de reducir todo, de suavizar todo, de no poner groserías. Y queda muy incoherente con lo que vos estás viendo. Es como si hubiera audio por un lado y video por el otro. Sí, eso es muy incoherente, pero se da todo el tiempo esto de tratar de bajar el nivel de lengua, o sea, de suavizar. Y yo pensé que a esta altura no, pero sí. Y en cosas para adultos, también.

En línea con lo que mencionabas en la entrevista durante la presentación sobre los requerimientos y las censuras del cliente, ¿tuviste alguna batalla ganada? ¿O lograste el permiso de uso de alguna palabra luego de mucho debate con el cliente?

Sí, la del timbre (en lugar de campana). No, pero, en general, es bastante difícil ganar batallas. Te digo timbre, que creo que me la dejaron usar, pero, en general, son bastante vuelteros para dejar usar las palabras. También depende mucho del cliente.

¿Y hay alguna justificación?

No, más bien es una cuestión de tradición y, un poco, por cuidarse también. Eso sí. Pero, en general, más bien las batallas ganadas tienen que ver, por ejemplo, con algo que es muy típico del doblaje, que es «todo lo traduzco al español, todo». A los nombres propios y qué sé yo que, a veces, realmente no da para traducirlos, porque tienen que quedar en inglés o porque todo el mundo los conoce con esos nombres y no tiene sentido traducirlos. De esas batallas, sí, son un poco más ganadas.

¿Y tenés pensada alguna otra investigación a futuro?

La verdad, me encantaría seguir investigando sobre el español neutro, pero con alguna de las ramas que dejamos de lado. Por ejemplo, la parte de animación, que me interesa mucho, o algo más de adultos, el español neutro en general… O, tal vez, la diferencia entre el subtitulado y el doblaje para programas para adultos en general: cómo se diferencian o si hay similitudes, o no. Les diría que no, pero hay que investigarlo y hay que confirmarlo, y esas dos posibilidades me gustan mucho.

En el HispaTAV3, José Javier Ávila-Cabrera analizó los subtítulos al español de España de Succession y mencionó que le gustaría hacer un estudio contrastivo del español neutro con vos. ¿Te gustaría?

Sí, me encantaría, claramente. También lo que me gusta mucho es todo lo que investiga Adrián Fuentes Luque, y la verdad es que me encantaría poder trabajar con él. Hicimos algo, investigamos un poquito juntos y quisiera continuar con eso también, porque es una persona que sabe muchísimo sobre español neutro, tal vez, más desde la parte teórica, pero sabe un montón y tiene información muy buena y muy confiable.

¿Tenés algún consejo para que los traductores no nos autocensuremos por demás?

Creo que lo que hay que hacer es analizar cuál es el peso de lo que se estaba diciendo en el original. Entonces, si me doy cuenta de que se están matando y realmente toda la situación es muy difícil, claramente no puedo suavizarlo. No tengo que suavizarlo porque, incluso, hasta va a causar gracia, y uno de los principios de la traducción es causar el mismo efecto. Si me va a causar gracia, está mal. Lo que pasa es que, en las cosas para chicos, tendemos a autocensurarnos más. Y esto, de hecho, no lo digo yo. Hay mucha gente que ha escrito sobre esto del paternalismo que siente el traductor respecto de que «hay que proteger al nene» y qué sé yo.

Esto de subestimar al chico porque pienso que no entiende

Tal cual. Y el chico lo entendió diez veces mejor. Lo que pasa es que, como hoy en día también entienden, eso te lleva a que, cuando hay algo de doble sentido, por ejemplo, pienses: «¿Lo voy a poner?».

Pero ¡también está en el original!

Exacto. Si está en el original, a menos que sea por algo en particular, lo tendría que poner.

En todo caso, ahí el cliente nos pondrá un freno.

Así es. Yo le consulto y le digo: «Mirá, esto me parece que está mal. ¿Qué te parece que hagamos? ¿Lo podemos bajar o no?». Antes de cambiarlo directamente, se lo consulto y le digo mi opinión. Entonces, a veces, están de acuerdo. En general, te diría que casi siempre están de acuerdo en suavizar algo, de común acuerdo, porque es subido de tono o muy agresivo… Después, hay cosas que no podés cambiar. En una serie, una vez, una nena, para distraer a otra, le metió una bolsa en la cabeza. Y es típico que a los hijos uno les diga que no hagan eso. Entones, bueno, hay cosas que, incluso desde lo visual, no las podés cambiar. Podés hacer el comentario, pero no van a cambiar la serie. A veces, vienen sin tener en cuenta al chico desde el original. Ahí también podés plantear que algo que decía el original no es para chicos. En ese sentido, a veces, estaría «justificado». Pero ahí no es censura. Ahí simplemente es que vos planteás que esto te parece que puede traer algún problema. O sea, sí, es censura, ja, ja.

Pero visto desde un lado más respetuoso de la etapa del chico

Exacto, sí.

Si es contenido sexual, el chico no debería experimentar algo así, por la edad que tiene.

Sí, sí. Pero, bueno, no deja de ser censura, en realidad.

Capaz que tiene más justificación…

Sí, no lo sé. Es medio difícil. Ahora, respecto de frases o cosas que se digan… Una palabra, no. No dejarte decir alguna palabra en particular ya es una censura. Es medio tonto, pero no tiene una justificación en particular. Sí es verdad que hay que estudiar un montón sobre psicología de los chicos, qué cosas pueden entender. A partir de los siete años, por ejemplo, entienden los dobles sentidos o el sarcasmo. Depende de qué, obviamente, pero hay cosas que las entienden.

Bueno, es un punto importante, como traductores, para también investigar por el lado de la psicología.

Tal cual. Es como si, hasta los siete años, entendieran todo más literal. Entonces, ahí tenés que tener mucho cuidado con qué ponés. Yo siempre en mis clases doy el mismo ejemplo de Matilda: la torta «hecha de sangre y sudor». Con respecto a ese tipo de cosas, capaz que está justificado no poner lo original, aunque en el original lo dijeran, porque ya sabés que los chicos quizás lo entienden literalmente. En inglés, la mayor parte de las citas vienen, por ejemplo, de la Biblia y de Shakespeare. Son citas muy formales y, a lo mejor, hay cosas que saben que son figurativas. Pero otras, nosotros, tal vez, no. Entonces, hay que tener cuidado con eso.

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Para nosotras, fue un placer escuchar a Gabriela y conversar con ella. Es sumamente importante que nuestras casas profesionales abran estos espacios de divulgación e intercambio, para que nuestro país comience a ser un referente en materia de investigación en el ámbito internacional de la traducción. Y este importantísimo aporte académico de una colega con tanto conocimiento y experiencia es un primer paso para lograrlo.

Felicitamos a Gabriela por la presentación de su libro, que se puede adquirir en la Librería del Traductor Jorge Luis Borges, y le agradecemos enormemente su buena predisposición y generosidad con la entrevista para este blog.

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